La puesta de sol, la playa nudista;
tú y yo, en la arena, en la toalla, tumbados
de lado, mirándonos extasiados.
Pronto no quedará aquí ni un bañista.
Moldeas mi cintura; manos de artista
ahora palpan mis pezones hinchados,
que luego chupan tus labios mojados:
caliente estoy, y tu pollón a mi vista.
Me inclino y, suave, con mi lengua lamo
la fina piel, el glande sonrosado:
para mí, tu erección es un reclamo.
En mi boca tu polla se ha adentrado,
y, ¡qué rica, hum!, la mamo, mamo, mamo.
Ya jadeas, ¡oh, oh, hum, sí, humm!: has eyaculado.