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El culo virgen de Eden

En el sitio de búsqueda de parejas para sexo casual donde soy miembro, había una chica interesada en encontrar un “sugar dady” que la ayude económicamente a cambio de pasar un buen rato juntos.

Intercambiamos mensajes durante varios días hasta que entendí que la chica con solo 19 años estaba sola en el país ya que sus padres estaban en California y ella debería arreglárselas sola como pueda.

Eden era virgen y fue clara en todo momento que su experiencia sexual era casi nula y que quería conservar su virginidad.

La idea de pasar una aventura sexual con una chica sin casi experiencia y ser su maestro y guía me excitó enormemente y acepté sus condiciones.

A mis 70 años ser el maestro sexual de una niña inexperta de 19 es una oportunidad que no se presenta todos los días.

La invité a mi casa, pero se negó y dijo que en nuestra primera cita prefería que fuéramos a un hotel donde se sentiría más segura, ya que era la primera vez que hacia una cita de tono sexual y que solo el dinero la movía a esta cita.

La pasé a buscar por su casa y fuimos a un hotel de citas no muy lejos de su barrio.

Eden era además de virgen muy vergonzosa y le costaba mucho relajarse y adaptarse a la situación de estar con un hombre mucho mayor que ella.

Después de charlar un rato y de tomar un par de copas se fue distendiendo y las risas y besos fueron apareciendo.

Jugamos un juego de naipes donde quien perdía debería quitarse una prenda así que en un par de minutes ambos estuvimos desnudos totalmente.

Ya desnudos comenzamos a tocarnos uno al otro y besarnos dulcemente, ella aun con mucha timidez…

La llevé a la cama y empecé con unos masajes en la espalda y las piernas que rápidamente paso a transformarse en una gran masturbación de su clítoris inflamado que la llevo a tener su primer orgasmo entre gemidos y temblores descontrolados de su cuerpo.

El siguiente paso fue tratar de introducirle un dedo en el culo a lo cual se negó al principio, pero se fue aflojando y mis dedos visitaron lo más profundo de su culo entre gritos de dolor y placer.

Le besé todo el cuerpo chupándole las tetas que estaban duras y paradas hasta llegar a su coño virgen, pero empapado de jugos calientes que no dejaban de fluir de su pequeño coño.

Le di una mamada de película llevándola a orgasmos espectaculares que llenaron mi boca de jugos calientes y deliciosos.

Ya era hora de tener mi turno y es cuando le pedí que me chupara la verga se negó, diciendo que nunca lo había hecho y le daba un poco de asco y no sabría como hacerlo.

Le expliqué con su dedo en mi boca como debería hacerlo y luego con mis dedo en su boca para practicar, Eden no estaba aún convencida, pero entre una cosa y otra puse mi verga en sus labios que instintivamente se abrieron dejando entrar mi verga en su boca.

Pese a todas las explicaciones la chupada no fue muy buena y habrá que mejorar para la próxima vez.

Nos quedamos abrazados en la cama un buen rato hasta que se giró y puso su culo apretando mi verga que volvía a endurecerse.

Aprovechando la posición embadurné su culo con una buena cantidad de gel y le fui apoyando la verga en su hoyito que lentamente se fue relajando y la punta de la cabeza de la verga se metió en su culo.

Eden pegó un grito por la sorpresa, pero yo empuje más y unos cuantos centímetros estaban ya en sus entrañas.

Eden jadeaba y suspiraba sin cesar y yo lentamente fui metiendo toda mi verga en la profundidad de su culo hasta que mis bolas tocaron sus nalgas.

Eden se movía en forma espasmódica, pero yo no le saque mi verga del interior de su culo hasta acabar dentro con un par de chorros de leche tibia.

Cuando la saqué me encanto el espectáculo de mi leche saliendo de su culo y verla resbalar por sus nalgas.

Nos besamos largamente y nos duchamos juntos enjabonado nuestros cuerpos uno al otro.

Después de vestirnos, tomamos otra copa y le di el dinero que habíamos acordado y Eden me agradeció no solo por la ayuda económica sino por la noche de gozos y experiencias que tuvimos juntos

La llevé a su casa y quedamos un nuevo encuentro en dos semanas, pero en mi casa!

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