Saltar al contenido

Papi y yo (Parte 1)

Soy María, vivo sólo con mi hermano y mi papá. Acabo de cumplir mis 19 años y sigo siendo la nena de papi. Parece no querer aceptar que soy una joven adulta, es un rompebolas…

Pero bueno. Esa tarde luego del almuerzo, me despedí de Lucas -mi hermano menor- y encaminándome hacía la puerta de entrada, mi papá me sujeta del brazo con un poco de presión. Lo miro a los ojos, extrañada.

—¿Pa? ¿Que pasa?

—Hija, por favor. Eso es incorrecto, Mari.

Me zafé de su agarré para mirarlo frente a frente.

—¿Qué?- lo increpé -Me chupa un huevo si no te gusta mi pollera corta. Ya soy mayor de edad y puedo salir como quiera, ¿Ya?

Con seña de frustración, me miró de arriba a abajo. Sentí una mirada distinta en él, a lo que responde.

—Sos muy hermosa piba, eso pasa. ¿Y si alguien te hace algo? Yo me muero…

—Vuelvo temprano, pá. Aparte me acompañan de pasada mis amigas. Cualquier cosa, llamame. Chau, cuidense.

Salí ágilmente de mí casa y cerré la puerta. Papi no mentía, soy una joven bastante linda. Tengo un culo hermoso y pequeñas tetas, aunque a nadie pareció disgustarle. Si mí papá se entera con cuántos tipos cogí, me mata.

—No sabés, María… Conozco un viejo con plata que seguro te lo levantas.

—No descanses, Pao.- Río para luego darle un trago a mi vaso de cerveza. -Yo ando con chicos jóvenes, no unos viejos verdes.

—Pero, boluda ¡Te puede comprar casi todo lo que quieras! No estará muy apetecible el viejo, pero…

—Pasale mí número.- interrumpí con firmeza. -¡Me animo!

—Dale, gorda. ¡ah! Pará.

Paola recibió una notificación de su celular.

—El viejo viene ahora en un toque, tipo 10. Viene por vos.

Pao me guiñó el ojo y yo me tapé la cara avergonzada, un poco excitada y divertida por la situación.

—Ay, ¡me muero boludaaa!- Soltando carcajadas le hice señas de ir al baño del bar.

Llegamos y frente al espejo hicimos un boomerang con el celular de Pao. Yo me levantaba levemente mí pollerita negra para dejar ver la tanga roja y ella sacaba la lengua.

—Qué lomazo que tenés, loca.- Sonrió Pao. -Se lo mando al viejo este y ya sabés cómo viene, ¿No? Cómo una luz. Jajaja

(Continuará)

Deja un comentario