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Un sueño que tuve

Quiero decirte un sueño que tuve…

Soñé que estabas en una sábana caminando con una saya blanca ondulando al viento, tu hermoso cuerpo semidesnudo era iluminado por los rayos del sol de la mañana. Al verte a los lejos me acerqué y sin dudarlo te tomé en mis brazos y te besé…

Un beso largo profundo, tus labios y los míos encadenados en un concierto solo para nosotros dos. De repente la saya que cubría tu cuerpo cayó al suelo al quedar desnuda trataste de cubrirte pero te abrace con más fuerza te levanté y te lleve a la orilla del río cercano en donde había caído la saya blanca. Tu piel relucía, tú temblabas y créeme yo también, y ahora que te digo esto más, pero quiero continuar…

Tu hermoso vientre, tu piel suave, y tus pechos descubiertos al sol, todo era una hermosa pintura. Te coloqué encima de la saya y sin dudarlo seguí besándote tus labios, tus ojos, tu cuello, tus cabellos, tus oídos, tus hombros y tus manos… Luego, con mi mirada te dije a donde quería ir y tu sonrisa me dejó seguir.  Bajé hasta tus hermosos pechos suaves como seda y me quedé hipnotizado en ellos, te besaba sin parar y los hacia míos. Tus manos sobre mi espalda me decían que continuara…

Tu sabor, tu aroma, tu mirada confundida con la mía hacían que temblara todo mi cuerpo. Besaba tu espalda y jugaba con tus manos y tu cuello… Hasta que no pude detenerme más y comencé a besar tu ombligo y bajé a tu entrepierna. No pude detenerme ya era inevitable te di mis besos más profundos en tu ser divino de mujer. Hipnotizado por tu esencia te tomé de nuevo en mis brazos y me fundí en tu cuerpo, lentamente se confundieron nuestras manos, besos y rostros. Tu mirada de gracia y la sensación de tenerte eran únicas… Y así, nos quedamos abrazados hasta que cayera la tarde…

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