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Barbie látex

Barbie es una morocha infernal. La conocí en la facultad donde compartimos un par de materias y apenas podía disimular mi cara de bobo cuando sus enormes ojos negros me derretían con preguntas académicas.

Así nos hicimos, digamos qua algo parecido a compañeros de estudio hasta que un día finalmente acordamos que me visitaba en mi departamento de estudiante para completar un trabajo

Realmente soy tímido, pero estaba por las nubes, ¡Idiota!! Al menos invítala a salir me decía mientras me miraba con desilusión en el espejo

Llegó, estudiamos y me distraje de la calentura. Un rato, después se levantó y fue al baño…

Ni me di cuenta de que había pasado un rato considerable hasta que me llamó desde la habitación…

Casi me desmayo cuando la encontré estaba parada junto a una caja con mis juguetes secretos. ¡Si! ¡Soy fetichista de dormitorio! Siempre me atrajo el látex y el bondage y a lo largo del tiempo junte varios implementos y juguetes. Es muy difícil compartir estas cosas, o al menos eso pensaba, por lo que solo me ocupaban tiempo en la soledad de mi dormitorio o en la de las redes sociales

-¡Esteee… Seee…yooo…!

Sus carcajadas, entre la felicidad y la complicidad me relajaron un poco. Me contó que veía algo de esas cosas en revistas…

-¡Veni, sentate!

Azorado y colorado como tomate, la deje hacer… Tomó una capucha de látex y no sin esfuerzo y algunas pruebas logró deslizarla sobre mi cabeza. Era una de esas anatómicas que se ven como una segunda piel. Marcan el rostro dejándolo sin expresión, anónimo, como un maniquí impersonal. Disponía de agujeros casi imperceptibles que me dejaban algo de visión y solo mi boca quedaba al descubierto.

-Ehh… Lo único estúpido que atiné a decir…

Apoyó su dedo sobre mi labio en seña de silencio y solo dijo:

-Shh! No hay nada que decir sol que es muuucho más interesante que en las fotografías…

Tomó un collar postural y con sorprenderte firmeza apretó las hebillas y lo cerró con un candado cuya llave guardo en su bolsillo. Ya no podía sacar ni la capucha ni el cuello sin esa llave.

Finalmente, se las ingenió con el “armsbinder” y su sistema de cierres y hebillas que me sujetaron firmemente los brazos en la espalda. Ella es de complexión atlética y apenas un poco más baja que yo por lo que no tuvo problemas con los ajustes.

-Un poco embarazoso…

-¡Fantástico! -dijo ella sin dejarme terminar de hablar mientras sacaba de la caja de la caja una gran mordaza con un arnés para su sujeción.

¡Tenía una amplia sonrisa que me preocupó un poco!

-Eso es para… solo un rato….

Ya tenía la mordaza puesta y ajustada a tope sin ningún tipo de contemplación y de tal forma que me fue imposible moverla.

¡¡¡Esto es para solo un momento, mujer!!! pensé, pero solo pude emitir un:

-Mhhhh!

-Shhh mientras con sus dedos recorrió mis labios.

¡Mierda! Mi polla comenzó a ponerse tan dura que no ya no la podía disimular en mis pantalones veraniegos.

-Ohh, fue su expresión mezclada con una carcajada contenida.

Tiró fuertemente de la cadena sujeta a la argolla de mi collar y no me quedó más remedio que acompañarla sumisamente a la sala.

Se sentó continuó leyendo como si nada hubiera pasado y yo sentado a su lado.

Así estivemos un rato largo. Solo de vez en cuando levantaba la cabeza y me hacía alguna pregunta.

-Mhhhh. -Mientras asentía o negaba con la cabeza. Vaya forma de estudiar, pensé.

¡Ya está mujer…!

-¡Mhh…!

Sin resultado…

Así paso una hora… tal vez dos. Hasta que se levantó y entró al baño.

Pasaron 10, 15 minutos en lo por más que me esforcé no me pude liberar un milímetro.

Cuando reapareció el corazón casi se me para. Con andar sensual y solo vestida solo con una de mis remeras cortaba el aliento mientas recorría mi casa buscando algo. Mientas hurgaba en los cajones su culo desnudo me elevo las pulsaciones a mil.

Finalmente, encontró lo que buscada: unas tijeras de tamaño considerable.

-No solo voz escondes cosas pelotudo!!! Yo también tengo mis inclinaciones secretas… Mientras venía a mí con las tijeras y una risa sádica.

-MHHH!! Grité

En un solo movimiento se puso a mis espaldas y violentamente rodeó mi cuello con su brazo. Gritó salvajemente y con solo en un par de movimientos cortó mis pantalones que cayeron al piso.

Bajó mi capucha lo único que no pudo ver fueron mis ojos desorbitados mientas una carcajada que desbordó la casa.

¡Ahí quede! Dio vueltas alrededor mío sin decir palabra mientras sus mandos acariciaban mi polla que a esas alturas parecía unos de esos juguetes.

Se arrodilló frente a mi y solo bastó que sus labios la tocaran para que explotara sin límites.

Continuará.

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