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Mosquita muerta: ¡Dame por el culo mi amor!

Pasaron alrededor de seis meses para poderme llevar a Melody Nicole a la cama.  Ella tenía alrededor de unos 33 años y yo tenía mis 36 por ese tiempo y desde que la vi, me gustó ese sensual y bello rostro y, su espectacular cuerpo con un trasero de ensueño. Trabajaba en un restaurante bar peruano que por pura casualidad visité y ella me atendió y desde ese momento me obsesioné por algún día probar ese hermoso trasero que tiene. Regularmente vestía pantalones vaqueros con blusas escotadas que dejaban ver una buen porción de unos generosos y redondos pechos y no sé si lo hacía adrede, pero muchas veces se agachó y no recuerdo las circunstancias, pero me dejaba ver la tanga que vestía. Siempre que hizo lo mismo llevaba tangas y la verdad era el foco de atracción a pesar de que había chicas más jóvenes y preciosas, pero no con ese espectacular culo que tiene Melody Nicole.

Fueron muchas veces las que rechazó mi invitación a salir. Decía que era divorciada, que estudiaba en un colegio comunitario cuando no trabajaba y que su vida era muy ajetreada y que por cuestión de su divorcio se estaba dando el tiempo para pensar lo que deseaba hacer con su vida. La razón porque seguí yendo al restaurante a pesar de sus rechazos, era porque sentía que nos atraíamos mutuamente y ella en algo me coqueteaba. En esos meses de platicar me confesó que era estéril y, que eso había contribuido para llegar al divorcio y luego que su ex, según ella, era muy machista y extremadamente celoso. Siempre me hacía bromas de doble sentido e incluso llegó a indagar de mi vida sexual y eso abrió la ventana para de alguna manera conllevar con cierto morbo las pláticas.

Un día de repente, creo que no me había acercado por dos semanas consecutivas y esa tarde me dijo de una manera más directa: – ¿Ya no me has invitado más a salir contigo? – La verdad que ya me había hecho la idea de que Nicole era de esas que le gusta calentar huevos, pero no te dan nada. Ese día le dije, que cuando ella se animara a salir, saldríamos donde ella quisiera. Me dio una sonrisa sensual y me dijo: ¿Qué te parece mañana, tienes tiempo? – Obviamente que haría lo imposible para posponer lo que debería posponer para intentar follarme a esta linda chica. Tenía el cabello castaño y ondulado y lo usaba corto; rostro alargado, ojos almendrados, cejas finamente depiladas, labios delgados, nariz pequeña y puntiaguda, de unos pechos de copa C por lo menos y redondos y unos glúteos que con sus pantalones vaqueros se le miraban firmes. Ese día me dijo que fuéramos a caminar a un lago que queda cerca del lugar.

La recogí de un estacionamiento de un centro comercial y manejamos unos 30 minutos. Llevaba un bustier color naranja que me dejaba ver su ombligo y por primera vez la veo en una minifalda. Sus piernas son alargadas y tiene unos muslos bien definidos que hasta me vi obligado a preguntarle donde se ejercitaba y para mi sorpresa me dijo que solo caminaba, eso era todo su ejercicio. Caminamos por unos 30 minutos alrededor del lago, el cual tiene unos caminos solitarios y por ser día de semana, no miramos a nadie, excepto otra pareja con sus hijos jugando en la playa en la distancia. La tomé de la mano y ella accedió y luego llegamos a un lugar solitario con muchos árboles y maleza y la tomé de su cintura desde su espalda y le di un beso en su cuello. No dijo nada y continué mordiéndole uno de sus lóbulos hasta que de escucharla suspirar le di vuelta y le besé sus labios. Ella correspondió y nos besamos como si fuésemos enamorados y me bajé por su cuello y pude ver como Nicole se excitaba, su piel se erizaba. Di un vistazo alrededor y me voy a sus suculentos pechos, cuyos pezones estaban erectos y se podían ver a pesar de lo grueso de la tela de su bustier. Le subí el bustier abruptamente y me quedaron los pechos libres y me dediqué a mamarlos como loco. Su respiración se aceleró y ella quizá presintiendo mis intenciones me dijo algo así: ¡Tony, aquí no! – Me hice el sordo y seguí mordiendo y mamando esos pezones redondos y solidos que tenía y le puse mi mano entre sus piernas y poco a poco con unas insinuadoras caricias llego hasta su sexo mojado de la excitación y sobre su tanga comienzo a masajear su clítoris. Me volvió a decir: -Tony, aquí no por favor! – Hice caso omiso y solo me cercioré de que no hubiese ningún ruido a mi alrededor y continué mamando sus pechos e invadiendo su sexo con mis dedos. Hice su tanga de un lado y dos de mis dedos comenzaron a entrar y salir lentamente de la vagina de Nicole. Creo que a ese punto la excitación era más grande que el miedo a ser sorprendidos y se entregó al placer que hacía hasta movimientos pélvicos. Viendo su reacción comencé a chaquetearle su clítoris con mis dedos y se oía ese chasquido y Nicole me lo anunció: – ¡Tony, me corro! – y me abrazó, me pidió que le soltara los pechos y solo se escuchó su gemido que intentó ahogarlo lo más que pudo. El ambiente silvestre olía al sexo de esta linda chica venezolana de nombre Melody Nicole.

Ella hizo lo mismo y se cercioró a que no hubiese nadie alrededor y me sacó la verga de mis pantalones. Era una delicia ver a esta chica como se fue metiendo centímetro a centímetro mi verga hasta lo que pudo. Me dio una felación delicada y divina y solo me pidió que no me viniera en su boca. La chupó como quiso y cuando sentía que tocaba el cielo se lo anuncié y me la pajeó con sus manos hasta ver salir mi esperma disparado a colisionar con las hojas de un arbusto silvestre. Caminamos hacia los baños públicos, nos lavamos el rostro y pensé que nos iríamos a algún motel, pues yo se lo insinué, pero ella me dijo que lo dejáramos para entre dos días, que tendría la mañana libre y que nos encontráramos en un motel. Nicole nunca me pidió mi número de celular y cuando yo le pedí el de ella, me dijo que no acostumbraba a dar su número a nadie. Ella enfatizó: Sí te digo que estaré allí en el motel a las 9 de la mañana, allí estaré sin falta. Pensé que era parte de su misterio y de la manera que ella se manejaba.

Llegó el día de la cita en el esperado motel. Ella conocía mi coche y de repente la veo venir caminando. Este día venía con los típicos pantalones vaqueros, una blusa amarilla y zapatos de tacón. Quizá medía un metro y setenta o algo más. Entramos juntos a recepción, nos dan la llave y nos vamos a encerrar. Ella me dice que puede estar conmigo hasta la una de la tarde. Comenzamos a comernos a besos, esta vez soy yo quien comienzo dándole sexo oral. Lleva una tanga negra, su conchita totalmente depilada y ahora veo un pequeño tatuaje de por encima de su monte venus y es una mariposa en vuelo de color amarillo. Ella gime al contacto y me hala con sus manos y le meto mi lengua en ese saladito hueco. Le chupo el clítoris y se lo halo y me dice: ¡Que rico, me vas hacer acabar! Le gusta que le mordisquee el clítoris y que le hale los labios de su conchita, la cual es una diminuta raya. Ella hace ese vaivén recibiendo mi lengua y con esos movimientos pélvicos explota con su primer orgasmo. Gime y grita: ¡Me hiciste acabar!

Como es supuestamente infértil, no compré protección y Nicole ni lo mencionó. Ella me había dicho que le gustaba de perrito y así la puse. Le metí mis 22 centímetros lentamente y ella me dijo: ¡Tienes un miembro grande… definitivamente se siente divino! – La comencé a pompear y es un paisaje, un paraíso divino mirar a esta chica en posición de perrito con tremendo culo. Un culo con un ojete rosadito y unas nalgas de infarto que a cualquier hombre sin experiencia hace acabar con solo mirarlo. Con cierta desconfianza le puse mi pulgar en el ojete y se lo comencé a sobar por encima. Ella lo aprobó diciendo: ¡Que rico Tony… me encantan tus embates mientras me masajeas el culito! – La verdad que me sorprendía pues en los últimos días era más abierta conmigo, pero no pensé que se comunicara conmigo la primera vez con tanta confianza. Lo que me sorprendió fue su petición y me lo decía cuando le taladraba la conchita en posición de perrito: – ¡Tony, méteme la verga en el culo! -Pensé que había escuchado mal, pues estábamos ambos agitados, pero ella me lo dijo de nuevo: Tony, cógeme por el culo. – Siempre he tenido que rogar a chicas para cogérmelas por el culo y aquí estaba con la hermosa Nicole, con un trasero despampanante y pidiendo que le meta la verga en el culo. Le escupí el ojete, le saqué mi pulgar de su ano y sin pensarlo mucho, me acomodé para follarle el culo a esta linda mujer. Me dijo nuevamente: ¡Cabrón, que rica pija tienes… rómpeme el culo mi amor! – Le taladré el culo hasta morir, ambos sudábamos de un vaivén de sexo duro porno. La halé del cabello y me pidió que le pegara en las nalgas y de esa manera explotó con un potente orgasmo que parecía que lloraba. Me iba a venir cuando ella me decía, dame más, mi amor, que me vengo otra vez. Tuvo dos orgasmos anales seguidos y ya no pude más y me vine es su culo. Pasamos cogiendo toda la mañana, pero entre todas las posiciones, la de perrito y ella montando a la inversa es lo que más le gusta a Nicole. ¡Que maravilla y que culo más espectacular el de esta chica!

Me la cogí en tres ocasiones en un lapso de un mes y luego me desaparecí, ya había logrado lo que tanto había ansiado. Yo no tenía un número de contacto ni ella de mí. Pasaron los meses y como al año y medio un día mi hermana me pide ir a asistir a un inquilino. Ha habido tormentas y en esta casa, dos árboles han caído obstaculizando la entrada del guardacoches. Voy y me encuentro con alguien similar a mi edad, un hombre que según me decía, había trabajado con mi hermana y es como supo que ella rentaba propiedades. Él dice recordarse de mí, pero yo absolutamente no me recordaba de él. Esperábamos a los que cortan árboles y con ellos platicábamos cuando se acerca otro coche y él me dice: -Es mi esposa que viene de dejar a las nenas al colegio. -Para mi sorpresa, cuando la veo bajar es la misma Nicole, vistiendo esos pantalones vaqueros bien marcados y que dejan ver esas ricas nalgas que tienen. Ella supo disimular y su esposo me la presentó y ambos actuamos como si nunca nos hubiésemos conocido. Ella entró junto a su esposo a la casa y yo me quedé con el encargado de remover los árboles y este muchacho me dice: ¡Que rico culo se coge ese amigo… que linda mujer!

Llegó el esposo de Nicole a despedirse, pues él va para el trabajo, solo le preocupaba que su esposa Nicole tendría que ir a trabajar por la tarde y quería saber si los árboles iban a estar ya despejados, pues el coche estaba obstaculizado. El señor encargado le dio la garantía que estaría todo despejado en cuestión de un par de horas. Lo vi subir al coche y hacerle un ademán de adiós a Nicole. Me fui a inspeccionar al patio trasero pues había algunas cuantas ramas en el piso y escucho a Nicole llamándome. Me hace pasar a la sala por la puerta trasera y me dijo: ¡Que pequeño es el mundo… dice mi esposo que trabajaba para ustedes! – Y le dije: Pensé que eras divorciada y que eras estéril y veo que tienes dos lindas nenas. – Se puso como apenada y algo nerviosa y me contestó: – La verdad que me provocaste y me disté mucha tentación y no me pude ya más resistir. – Y luego le pregunté: – ¿Te provoco lo mismo hoy que como lo hice hace más de un año? -Ella solo sonríe nerviosa y me dice: – Creo que sí.

No lo pensé mucho. Me he ido por sobre de ella a besarle los labios, ella apresuradamente se ha bajado a bajarme los pantalones. Me da una felación corta pero divina y luego ella misma se baja sus pantalones, veo que lleva una tanga celeste, se pone en cuatro por sobre el brazo de un sofá y me dice de la siguiente manera: ¡Tony, rómpeme el culo cariño! ¡Quiero sentir esa hermosa verga en mi culo mi amor!

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