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Emilio, en mi adolescencia

Hola espero que estén bien Para aquellos que leyeron mis relatos, saben que en mi adolescencia tuve una relación lesbiana con Sandra la madre de mi amiga Verónica, y cuando pasó ese enloquecedor fin de semana, necesitaba saber realmente lo que sentía, definir mis sentimientos, si me gustaban los hombres o las mujeres.

Salí de la casa de Marcela rumbo a la casa de mis abuelos, mi nombre es Claudia, soy, delgada, cabello ensortijado negro y largo, piel blanca, ojos marrones, 1,65 m y 92-57-90 y muy lindas y torneadas piernas.

Al llegar a casa, mis abuelos estaban con Emilio, el hijo de un amigo de mi abuelo, al llegar el clavó sus ojos en mí, yo llevaba mi cabello suelto, un top, color salmón a lunares blancos, con brazos descubiertos, sin breteles, con cierre en mi espalda, escote redondeado por el que asomaban levemente mis senos y dejaba levemente mi vientre al descubierto y un jean muy ajustado.

Emilio tenía 39 años, dos hijas de casi mi edad, era casado, él era dentista y tenía un consultorio al lado del negocio de los abuelos y otro en su casa. Desde hacía un tiempo sentía que me miraba de otra forma, como mujer y no como la niña que era hacia un tiempo. Él como hombre era muy atractivo delgado, alto, cabello castaño por el que asomaban algunas canas, y que cuando note su interés por mi empecé a coquetearle en forma inocente, casi como si no lo hiciese, si estaba en pollera intentaba lucir mis piernas, si usaba pantalones insinuaba mi cola, y con blusas escotadas lucia mis senos y mi miradas hacia él eran levemente insinuantes.

Ese día cuando se fue, me beso a modo de despedida en la mejilla muy cerca de la comisura de mis labios, eso me estremeció y nos miramos como deseando más…

Yo estaba enloquecida por ello ya habían pasado dos días y no podía sacarme a Emilio de la cabeza. Intenté ubicarlo de alguna manera, busque entre las cosas de mi abuelo el número de teléfono de su casa, de su trabajo…

Al tercer día, yo estaba en la puerta con mis amigos y él trajo a mis abuelos en auto, yo estaba con un short de jean blanco muy corto, que mostraba levemente el empalme de mi cola y mis piernas y una remerita cortita de color negro, él no puso ningún reparo en fijar sus ojos en mis curvas, ayudó a mis abuelos a bajar unos paquetes y se marchó, al hacerlo me dio un beso en la mejilla y se despidió con un “chau hermosa” que me hizo estremecer.

Ese día estaba muy excitada, no podía dejar de pensar en él, mucho más porque ahora no tenía ninguna duda de que yo le gustaba, necesitaba verlo, moría de deseos por él, entonces esa noche se me ocurrió decirle a los abuelos que tenía una molestia en los dientes cuando tomaba algo frio.

Al día siguiente atendí el teléfono y era Emilio diciendo que los abuelos, le comentaron mi problema bucal. Charlamos y quedé que iría a verlo el sábado por la mañana al consultorio que estaba en su casa.

Realmente hubiese preferido ir al otro consultorio, pero acepte ir al de su casa, solo deseaba estar con él aunque sea un rato a solas.

El sábado a la mañana antes de salir me paré frente al espejo para mirarme si esa era la ropa ideal para comenzar a seducir a Emilio. Estaba estrenando vestido, este era de dos piezas enterizo un canesú celeste pastel, sin magas con breteles que se sujetaban por detrás de mi espalda y con un escote discreto, pero que permitía que se asomasen leve e insinuantes los comienzos de mis senos, debajo de ellos arrancaba el resto del vestido, que era blanco con flores rosas y verde pálido de las hojas, entallado hasta mi cintura y que se acampanaba en mis caderas y cuya falda se detenía 10 cm por sobre mis rodillas, tenía además sandalias abiertas de taco no muy alto también en celeste pastel haciendo juego con el vestido, con muy poco maquillaje solamente un rouge rosa fuerte en mis labios.

Entre mi casa y la de Emilio había 5 cuadras, las caminé me piropearon varias veces y llegue al consultorio sintiéndome una vampiresa. Si bien deseaba a Emilio, no sabía que actitud tener frente a él y decidí que lo mejor era comportarme así como me conocía, tierna e inocente con un toque sensual para tener otra forma de vernos

Cuando toque el timbre de su casa mi corazón latía muy aceleradamente, pasó un tiempo razonable y nadie atendió por lo que volví a hacerlo, segundos después la voz de Emilio sonó en el contestador diciendo:

E- ¿Claudia?

C Si

E- Pasá y esperame en el consultorio

Abrí la puerta y esperé, en esa sala había varios cuadros con diplomas de él y dos con paisajes, me quede mirando uno de un paisaje, la puerta de consultorio se abrió era Emilio traía un pantalón verde muy claro y una chaqueta como la que usan los dentistas, yo giré y al verlo sonreí y dije:

C- Estaba mirando ese cuadro es hermoso

E- Para mi lo único hermoso en esta sala sos vos.

No esperaba esa respuesta, sonreí a modo de agradecimiento y dije:

C- Espero que no haya escuchado eso tu esposa

E- Opinaría lo mismo varias veces la escuche decir eso, pero ahora no está, esta noche es el cumpleaños de mi suegra y fueron ella y mis hijas a ayudarlas, yo voy a ir a la tarde… Pasá

Nos saludamos con un beso en la mejilla y pasé

Entonces dijo:

E- Sentate y contame lo que te trae por acá

Me revisó dijo que mi dentadura estaba bien, que debía cambiar de dentífrico, de cepillo de dientes, y me dio una crema para ponerme en las encías antes de dormir y quería que lo viese la semana que viene.

Yo me incorporé y él me ofreció un vaso de gaseosa, cuando el volvió al consultorio yo estaba sentada y con las piernas cruzadas y ojeando un libro que él estaba leyendo, de manera que mis piernas estaban muy expuestas a sus ojos, al entrar con los vasos de gaseosa, sus ojos me miraron en forma desorbitada. Me alcanzó el vaso, bebí un trago y dije:

C- ¿Te gusta leer?

E- Si… ¿a vos?

C- Si me encanta

E- ¿Queras ver la biblioteca?

C- Bueno…

Entramos en la sala donde estaba la biblioteca, tomé uno y dije:

C- El otro día entré en varias librerías buscando este libro me dijeron que estaba agotado… ¿me lo prestas?

E- Por supuesto preciosa

Me di vuelta, él estaba casi pegado a mí y dije:

C- Gracias… por el libro y por el piropo

E- El piropo no lo tenés que agradecer, solo digo lo que siento, realmente sos hermosa… perfecta… tenés un cuerpo espectacular, y una seductora inocencia estoy loco por vos Claudia…

Mientras decía eso su mano derecha estaba apoyada al costado de mi cadera y me acariciaban suaves tocando como al descuido por momentos mi cola, yo cerré mis ojos y sus manos ahora acariciaban mi cola…

E- Sos tan hermosa… me gusta tanto tenerte así

Sus palabras y caricias me calentaban tanto que ya no podía disimularlo, sus manos sabían dónde y cómo excitarme, mi boca, empezó a gemir, el libro cayó de mis manos, las suyas sujetaron por mi vientre mis nalgas sintieron la rigidez de su pene, me giró, su boca fue en busca de la mía, su lengua ingresó en mi boca y nos besamos apasionadamente, su mano subió mi vestido y sus manos empezaron a acariciar mis nalgas y dijo:

E- Que hermosa cola tenés, que piel suave, son lo más hermoso que acariciaron mis manos. Te gusta así bebé…

C- Me encanta… te amo…

Luego de unos segundos, mi espalda quedó contra la biblioteca y sus manos tomaron mis senos por encima de mi vestido, los masajearon, los apretaron, su boca besaba mi cuello, lo chuponeaba, lo lamia y decía:

E- Te amo bebé, me encanta que no lleves corpiño, es hermoso sentir así tus pezones, hinchados, duros.

Yo también te amo papi me volves loca, en esos momentos su boca lamió besó y mordisqueó un lóbulo de mi oreja haciéndome gemir profundamente. Luego nos besamos apasionadamente, yo estaba excitada, totalmente entregada, estaba besando al hombre de mis fantasías, de mis sueños, mientras tanto sus manos, alzaban mi vestido, hasta retirarlo de mi cuerpo, dejándome solo en una tanguita blanca.

Luego giró mi cuerpo, quedando de espaldas a él, sus manos subieron por mis muslos, se arrodilló y creí desvanecer cuando su boca y su lengua se depositaron en mi cola, me besaba, lamia, mordía, chuponeaba mientras sus manos acariciaban mis caderas, yo me sentía en otro mundo, no paraba de gemir y gritar, luego bajó mi tanga hasta quitarla de mi cuerpo, abrió mis nalgas e introdujo su lengua en mi ano, el placer era inmenso, gemía y suspiraba en cada incursión, mis gemidos eran cada vez más intensos.

Tomó un almohadón del sofá, lo arrojó y me hizo acostar en el piso se acostó sobre mí y nos besamos con pasión, luego besó mi cuello, así hasta llegar a mis senos y comienza a lamerlos, chuparlos, mis pezones estaban erectos y duros, mientras yo no paraba de gemir, me estremecía cada incursión de su boca en ellos, baja por mi cuerpo hasta llegar a mi vientre y dice:

E- Me encanta bebé, me encanta tu pasión tu entrega

Luego sigue bajando hasta llegar a mi depilada vagina, con un dedo lo desliza por mis labios vaginales y dice:

E- Esta mojadita mi reina, así como a mí me gusta, te la voy a comer toda

C- Si mi cielo, comela es tuya

Su lengua lamió mi vagina y mi cuerpo volvió a estremecerse y mis gemidos volvieron a estremecer el ambiente, abrió mis labios vaginales e introdujo su lengua, dándome más placer. Su lengua lamia cada vez más rápido y mis manos acariciaban mis pechos y pezones ante el placer que sentía con su lengua dentro de mi cuerpo. Sentí un sacudón interno y tuve mi primer orgasmo, él aferró mi cuerpo con sus manos, hundió su boca en mi vagina y saboreo mis líquidos, mientras mi boca no paraba de gemir.

Una vez estabilizado mi cuerpo, se sube sobre mí y me besa intensamente probando de su boca el aroma de mis líquidos vaginales, se incorpora un tanto y se quita la chaqueta.

En la intensidad de las caricias y jugueteos quedé sobre él, lo beso muy tiernamente y comienzo a bajar besando y lamiendo su pecho, tomo con mi boca sus tetillas las beso y las lamo, sigo bajando por su cuerpo deslizando por su pecho mis pezones erguidos, luego tomó el elástico de su pantalón náutico y lo bajo dejándolo desnudo ya que no llevaba slip ni boxers. Su pene se veía grande y erecto.

Lo miré unos segundos antes de que mi boca se adueñase de él, empecé a succionarlo, el gemía y me decía lo mucho que le gustaba, él jugaba con mi cabello, después mi boca a su glande besó su glande y empecé a lamerlo, Emilio se estremecía de placer, sabía que pronto acabaría, pero me detuvo y dijo:

E- Ya va a haber tiempo para que lo hagas completo, pero deseo que mi primer polvo sea en tu vagina, así que montame bebé.

Lo miré, me relamí los labios y dije:

C- Como quieras cielo

Me coloque en posición, mis muslos a los costados de su cuerpo, acomodé mi sexo sobre su erecto pene y poco a poco fui bajando hasta que mi vagina se apoderó de él por completo. Empecé a moverme lentamente y poco a poco fui acelerando mis movimientos, el gemía de placer, sus manos acariciaban mis muslos y mis senos por momentos, él se erguía un poco y los besaba y los lamia, y yo gemía llena de placer. Mis movimientos fueron más intensos, su pene entraba profundamente en mi vagina. Mis gemidos eran cada vez más fuertes y mi respiración agitada y disfrutaba ese momento que tanto había deseado, el acariciaba mis senos, su respiración también era agitada.

Sentía que mi cuerpo estaba en otro mundo, me sentía un volcán a punto de estallar, luego giró cambiando de posición ahora él estaba arriba mío, ahora él manejaba el ritmo, sus penetraciones eran fuertes rápidas, moría de placer, sentí que iba a acabar y se lo hice saber.

E- Hagámoslo juntos bebé.

Su pedido fue un ruego y una orden, mi cuerpo estalló junto con el suyo, y sentí como su cálido semen invadía mi vagina, lo abracé y bese mientras nuestros cuerpos se agitaban violentamente.

Estuvimos abrazados un largo tiempo entre besos y caricias, luego nos fuimos a duchar juntos.

Luego sonó el teléfono era su esposa que le pedía que le llevase un vestido que se lo había olvidado.

Yo estaba con la salida de baño abierta, él puso sus manos debajo de ella y aferrando mi cola nos besamos ardientemente, él acariciaba mis nalgas y yo no podía quitar de mi mente ese momento de extremo placer cuando su boca se adueñó de ella.

E- Sos hermosa, tienes un cuerpo maravilloso, sos lo mejor que me pasó en la vida.

C- Desde chica te desee, hoy cumplí mi sueño

E- Siempre pensé que vos eras un sueño imposible, me gustaría cumplir otro…

C- ¿Cuál?

E- Hacerte la cola

C- Y bueno, si ese es tu deseo…

Me abrasó y me llevó a su habitación, me quitó la salida de baño, pegó su cuerpo al mío, besó mi cuello, acarició me vagina mis senos y yo sentí como su pene iba endureciéndose, me subí a la cama, me puse en cuatro y comenzó a meter su pene muy despacio como cuidándome. Poco a poco fue avanzando dentro de mí, sentía ardor y placer. Cuando todo su pene estuvo dentro mío, comenzó a penetrarme, lenta y suavemente, mi boca gemía de placer, el comenzó a acelerar sus movimientos. Sus manos aferraban firmemente mis caderas, nuestros gemidos se hicieron más intensos y también su penetración, ya no me podía controlar; el placer que sentía era inmenso, sus movimientos eran cada vez más rápidos y sentí una fuerte penetración, su penetración se detuvo, torrentes de cálido semen invadieron mis entrañas, al mismo tempo yo me convulsioné en un intenso y maravilloso orgasmo.

Cuando sacó su pene de mi cuerpo, nos abrazamos y besamos durante largo rato.

Me levanté y dije:

C- Fue maravilloso, pero es hora de que me vaya.

E- Quiero volver a verte

C- Cuando vos quieras papito…

E- ¿Mañana?

C- Es domingo… no creo que tu mujer acepte eso, pero si queres llamame

Me vestí y fui a casa, mis abuelos aún no habían vuelto. El domingo fuimos a un hotel. Luego de eso nos vimos un par de veces más para luego dejar de hacerlo.

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