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La goidis y la mejor mamada

No permanecía mucho tiempo en redes sociales, me parecía una perdedera de tiempo, sin embargo el destino es caprichoso.

Vi el perfil de Dahia en el Face y debo decir que llamó mucho mi atención, era una mujer que se notaba era de esas que denominamos “goidis” porque a pesar de estar pasadas de kilos son mujeres con una firmeza en su piel y poseen curvas, muy llamativas para mi gusto.

Dahia era una mujer joven para mí, yo contaba para ese momento con 47 años e, independiente, del ramo de las artes gráficas y la publicidad impresa, ella una mujer de 24 años y desempleada lo cual yo aproveche a mí favor para poder conocerla.

Después de platicar sobre su vida y la mía, me dijo que ya que yo tenía una pequeña empresa, porqué no le ofrecía un empleo a ella, a lo que yo accedí gustoso, tenía muchas ganas de conocer a la mujer detrás de las fotos.

Acordamos una cita para el día siguiente a nuestra última vez que chateamos por Face, solo que le dije que fuese a mi negocio después de las 6 de la tarde para poder tener el tiempo y la tranquilidad de atenderla y hablar sobre su empleo.

Llegó muy puntual, 6 pm, en mi taller solo quedaba una chica que me colaboraba como secretaria y un joven que era el encargado de repartir la mercancía, la invité a seguir a mi oficina, la cual no es muy grande pero si trató de hacer que sea un espacio agradable, nos presentamos y comenzamos hablando de lo que elaboramos en nuestro taller, después de unos 10 minutos se despidieron mi secretaria y el único de los trabajadores de planta que aún quedaba.

Desde ese momento comencé a mirar más detenidamente a Dahia para observar como estaba vestida, traía unos shorts blancos que le quedaban bastante bien, le daban un contorno muy especial a sus gruesas piernas y las hacían ver bastante provocativas, una blusa con un escote pronunciado de color beige que hacía ver súper grandes sus enormes tetas, que para decir verdad son las tetas más grandes que yo había visto en una chica joven, se veían bastante apetecibles, era una invitación a mirar cada día segundos el escote que dejaba ver unas protuberantes masas de carne y mi imaginación deliraba pensando cómo serían sus aureolas y sus pezones.

Nuestra conversación fue basada únicamente en lo referente a su empleo, no sé porqué yo la notaba bastante incómoda y tome la palabra para preguntarle si había algo que la molestará, a lo que me respondió que yo la ponía un poco nerviosa, nuevamente le pregunté cuál era el motivo de que yo la pudiera nerviosa, con una sonrisa muy picaresca y con algo de nervios me hizo saber que cada vez que yo le miraba los senos la ponía muy nerviosa, por la forma en que la miraba, se sonrió nuevamente, y yo con un tono ya de morbo le insinúe que era natural que yo mirara a sus senos, ya que me parecían muy bonitos y llamativos. Nuevamente volvió a sonreír bajando la cabeza, sintiendo vergüenza de lo que yo había expresado, se acomodó un poco en la silla y me pidió el favor de dejarla utilizar el retrete, le señale con mi mano la puerta hacia el servicio sanitario, se paró y se dirigió hacia el cuarto de servicio dejando ver ese grande y apetitoso trasero. Tardó unos minutos y nuevamente salió, noté que sus senos habían sido liberados de su brasier, se veían aún más apetecibles.

Dahia trato de seguir con la conversación del empleo pero la verdad ya el bicho de la lujuria me había hecho presa y ya mi verga se estaba poniendo demasiado erecta y se sentía muy incómodo esa erección dentro de mi pantalón.

La invité a salir hacia la pequeña bodega donde se realizaban los trabajos de litografía y publicidad, estando adentro comencé a mostrarle cada una de las elaboraciones que tenía sobre la mesa pero sin perder oportunidad de verle ese escote que dejaba ver en gran cantidad sus grandes tetas, yo sentía mis mejillas ardiendo y sentía que cada vez que hablaba mi voz se escuchaba entre cortada y de igual manera sentía a Dahia.

En una de esas ocasiones donde le estaba mostrando algunos trabajos que realizamos, pasé por detrás de ella e hice todo lo posible por poner mi verga entre sus grandes nalgotas y hacerle sentir mi erección, la primera vez solo noté como si ella quisiera rehuir al roce que yo proponía, lo intente la segunda vez y esta vez se la dejé en toda la mitad de su culo para que lo sintiera lo duro y parada que estaba, la sentí soltar un pequeño gemido y de inmediato mi morbo se activó con más fuerza, me hice a un lado de ella despegándome por completo y mirando a su cara para ver sus expresiones y saber si me lanzaba nuevamente o paraba, pero fue ella quién con el pretexto de tomar un folleto que estaba de mi lado se hizo por delante mío casi que buscando volver a sentir mi verga en su culo, ya no pensaba con mi cabeza, estaba poseído por el morbo y el deseo de ver a esa gordita desnuda y viendo cada una de sus grandes atributos, se la apoye con mucha fuerza mientras dejaba que sintiera mi respiración muy cerca de ella, por un costado pude observar como cerró sus ojos al sentir mi verga completamente dura y apoyada en su culo, le hable en su oído derecho y noté como se apoyó con más fuerza en mi verga, ya era el momento apropiado para tomar sus grandes tetas en mis manos.

Pasé mi mano derecha hasta una de sus tetas mientras ella guardaba silencio y comenzaba a jadear y a dar gemidos de alta excitación, las tomaba por encima de su blusa pero no tardó mucho tiempo y ya la estaba despojando de su blusa dejando ver unas grandes y deliciosas tetas, que aunque eran muy grandes aún estaban conservando su lugar, para nada les hacía ganado la gravedad, eran grandes y bastante duras, la coloque en frente mío y ella solo miraba hacia abajo como si la vergüenza pudiera mas que el deseo y no tarde mucho tiempo en darme cuenta del por qué de esa actitud.

Dahia seguía sin levantar la cabeza y me atreví a preguntar cuál era el motivo, si era que no se sentía a gusto o más aún si se estaba sintiendo obligada, lo digo por lo de su empleo, ella simplemente me responde que todo está bien y que el motivo de su vergüenza es porque ella nunca a tenido sexo con penetración con nadie y que era obvio que conmigo lo iba a tener y estaba asustada la trate de calmar y la indagué, me dijo que con su novio si se habían tocado en muchas ocasiones y que habían tenido sexo oral, pero que él nunca la había penetrado porque a ella le daba miedo ya que su novio era un hombre bastante tosco y que en ocasiones cuando lo evitaba se comportaba de forma brusca y por eso sentía miedo, después de esto solo le dediqué a pasar mi lengua por sus pezones, por cierto eran unos pezones de buen tamaño y se encontraban erectos y respondía con facilidad a mis caricias, deje caer mis pantalones hasta los tobillos, quedando solo en bóxer.

Dahia dejo que el deseo se apoderará de ella y comenzó por tocar mi verga por encima de mi bóxer con una mano le ayude a bajar ni bóxer para que de un salto mi Verga quedará lista para ser tomada con sus manos y su boca. Me acarició mi verga de arriba hacia abajo unas tres o cuatro veces, luego se arrodilló para quedar de frente a mi verga, comenzó con pequeñas chupadas al glande, pasando su lengua de arriba abajo como si estuviera saboreando un helado, en verdad esa lengua se sentía muy suave y caliente, haciendo que mi erección sea mucho más potente, se la metió a su boca y allí comenzó una de las manadas más épicas de mi vida, si era cierto que la gordita era virgen, ya tenía mucha experiencia en el arte de mamar vergas, lo hacía como toda una profesional, se lo hacía saber y al parecer esto la hacía excitar porque tomaba otro ritmo diferente cada vez que se lo decía.

Después de estar por unos 15 minutos mamando mi verga yo sentía que mi leche ya no tardaría en salir, aunque para ser realistas ya había tratado en varias ocasiones de hacer más eterno éste momento, la gordita chupaba muy bien mi verga y quería sentirlo por más tiempo, pero el momento de sacar mi leche había llegado, se lo hice saber para que se retirara y dejar caer ni semen sobre su cara y sus tetas, pero ella simplemente se la metió más adentro y pude escuchar una palabra que fue casi una petición “DÁMELA” y fue cuando sentí como si salieran mis entrañas, fue una corrida que a pesar de no ver cuánta leche había salido si sentía como salían chorros que Dahia se tragaba con gran placer.

Dahia chupaba cada milímetro de mi verga limpiando cada gota de mi leche, veía en esa gordita la vara lujuriosa que se reflejó mostrando el deseo que tenía, yo me seguía preguntando si era cierto que esta mujer que me había dado esa deliciosa mamada era virgen?.

Lo descubriría en ese mismo instante, tras el deseo era presa de Dahia la cual ayude a subir a la mesa por completo para quitarle los shorts que traía puestos, ante mi quedaba respuesta una rica vagina con unos labios gruesos y deseosos de sentir mi lengua y mi boca chupando cada punto de ella.

Se los contaré en el próximo relato, espero les haya gustado.

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