Saltar al contenido

Primeros pasos como travesti de closet

Debo contarles que actualmente tengo 39 años, y mi gusto por la lencería y la feminidad comenzó desde muy joven. Como podrán imaginarse mis primeros acercamientos fueron con la ropa interior de mi madre y fue ahí donde descubrí la suavidad y delicadeza de las prendas femeninas.

Pasaron los años y solo me conformaba con aprovechar que me quedaba solo en casa un par de horas para poder ponerme una pantaleta y un brasier aunque fuera por unos momentos.

No fue sino hasta que tenía yo 20 años que aprovechando unas vacaciones familiares y que me quedaba solo en casa por una semana pude darme un poco más de gusto. Compré unas pantimedias, una pantaleta a mi medida, y aproveché que ya tenía yo la estura para poder ponerme vestidos y pantalones de mi madre, acompañados de abrigos y blazers. En esa época era yo muy delgado así que me venía bien su ropa. Como en esa época no había internet como hoy y mucho menos la forma de contactar con hombres que compartieran mis gustos tuve que conformarme con pasar esa semana vestido como mujercita solamente.

El tiempo pasó y pude contener mi gusto por vestirme por un tiempo largo y que dicho sea de paso, siempre me ha causado culpa, pero hace un par de años no pude más y decidí reavivar mi inquietud por vestirme de mujer. Era el mes de julio y recuerdo que era una tarde que amenazaba lluvia, así que me armé de valor y fui a una tienda departamental y me compré unas medias, una tanga, una minifalda y una blusa. Ya se podrán imaginar y mi nerviosismo estaba al 1000%, sentía que toda le gente me observaba y que leían mi mente y que sabían mis intenciones. Después pasé a una zapatería y me compre unas zapatillas.

En ese tiempo tenía yo un auto sedan, y después de comprar los zapatos empezó a caer un tormentín, no se veía nada y los vidrios comenzaron a empañarse, así que me vino la idea de aprovechar esa intimidad que me daba la tormenta y me comencé a vestir adentro del coche lo más rápido que pude. En cuestión de minutos ya tenía yo puestas las medias, los tacones, la tanga la mini y la blusa… se sentía riquísimo la suavidad de las medias y su color negro y los tacones a mi medida. Tenía yo una erección a medias pero me sentía excitado al 1000%, en eso la lluvia comenzó a bajar de intensidad hasta que se convirtió en una ligera llovizna… y yo ahí, en el estacionamiento del centro comercial, vestido de mujer… la gente comenzaba a caminar por el estacionamiento nuevamente así que volverme a vestir de hombre no era opción… y obviamente no podía ir así a casa.

Encendí el auto y lo más “sensato” que se me ocurrió fue ir a un motel a cambiarme, mientras manejaba me sentía maravillosamente sexy, no podía pisar bien el acelerador por los tacones y tomé el volante como suelen hacerlo las chicas… a dos manos… me sentía divina.

Al entrar al motel me bajé a pagarle al chico que te abre la cochera y me vio de arriba a abajo, no dijo nada y lo tomó de lo más normal… cerró la cochera y se fue… yo aproveché en sacar mis cosas y a subir las escaleras que daban a la habitación toda entaconada… el eco que hacían los tacones me volvió a excitar.

En la habitación me propuse a disfrutar un rato más del momento y comencé a mirarme por los espejos, caminaba por la habitación para sentir esa sensación de portar tacones, comencé a bailotear un poco… cuando me di cuenta ya era un poco tarde así que comencé a desnudarme para volver a ser yo. Mientras me desvestía comencé a sentir la necesidad de compartirlo con alguien… volvía a ponerme las prendas femeninas y me masturbé así vestidita… después de venirme comencé a desnudarme poco a poco imaginando que un hombre guapo y varonil me las quitaba.

Terminado ese ritual me puse mi ropa, me tire en la cama unos minutos, metí lo que había comprado en una bolsa y los deje en el bote de basura de la habitación.

Desde entonces he tenido la loca idea de que la próxima vez será acompañado.

Deja un comentario