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Una de varias veces que me acoste copn mi vecino

Como les mencioné en mi relato anterior, me enamoré de mi vecino, que se convirtió en mi amante. Tanto él como yo teníamos familia y por ese motivo éramos muy discretos. Él tenía a su esposa enferma, en silla de ruedas, y comentaba que hacía mucho tiempo que no tenía relaciones, por tal motivo, cuando me vio vestida de mujer, aprovechó la oportunidad. En esta ocasión ya se habían ido todos los de la casa a sus labores. Me apuré a cambiarme, en esta ocasión había comprado zapatillas, un brasier de plástico que se pega al pecho, y me puse una blusa blanca, unas medias negras con ligueros, una panteleta de hilo dental y una falda mini negra. Me sentía soñada; quería que me lo hiciera vestida; en la mayoría de las ocasiones él me desvestía toda. Decía que le estorbaba, en esta ocasión me había esforzado mucho para agradarle. Bien, terminé de vestirme y salí al patio con mi compañera la escoba y comienzo a barrer. Creo que el sonido de la escoba era la alarma para que él se asomara. No tardó en hacerlo. Al ver que su sombrero se asoma por la azotea, provocaba en mí una sensación de alivio, nervios, gusto, sensación de protección. En varias ocasiones me había dado buenos consejos.

Esta vez, al verme, se sorprendió, no me había visto vestida así, me sonrió y se broncó. “¡Que guapa!”, me dijo, “cada vez te ves mejor”. ¡Ay, gracias”!, le respondo Dejé la escoba, me agarró de la cintura, me acercó y me besó. Mmmmmm, que rico, esto me gusta demasiado, hace que se me afloje el culo y algo que no me gusta es que se me pone erecto el pene, pero ni modo, a él no le incomoda.

Nos fuimos caminando al cuarto. Ya tenía tendida una sábana blanca que todos los días lavaba después de tener relaciones con él. Se sentó en la cama, me senté en sus piernas, le quité el sombrero, me agarró las chichis y me pregunta que qué es eso. “Mi brasier de pastico”, le respondo. Él no los conocía, me los quitó y comenzó a chupármelos. Mmmm, ay que delicia sentir su lengua en mis pechos, y que sus bigotes me hagan cosquillas es algo lindo. Me había puesto perfume y me había bañado con jabón aromático, algo que le gustaba a é. Me empezó a desvestir. No le dije que quería que me lo hiciera con ropa, lo dejé ya con la embriaguez del sexo. Ya no me importó, comencé a jadear, mi respiración era agitada, estaba excitada. Se desvistió. Me giré en la cama poniéndome a gatas. Cuando vi que tenía su pene de fuera, ya quería sentirlo dentro de mí. Y cuál fue mi sorpresa que me comienza a chupar el culito.

-¡Mmmm, que rico papi, me derritió!

Puse mi cabeza en la almohada y dejé que siguiera. Ya me había chupado pero siempre me preguntaba primero. Esta vez fue una sorpresa: chupó, chupó y chupó mi culo, que ya estaba abierto, pidiendo pene. Notaba su lengua en mi entrada, ya no aguantaba, más le pedía que me lo metiera:

-¡Métemelo, métemelo! -Él seguía chupando-. Papi, papi métemela. -Parcia que le gustaba hacerme sufrir.

Se levantó y me metió su dedo.

-Ah ese no, no me gusta, me rasguñas. -Sacó el dedo y volvió a chupar-. mmmm, papi, que malo, pero que rico se siente tu lengua, sigue, sigue.

Terminó de lamer mi culo y me apuntó su pene. Puso lubricante y lo metió. Mmmmm, no hubo problemas, mi culo ya se había adaptado a su pene, que entró suave y salió.

-Aaaayyy, me tiembla todo el cuerpo de emoción, de lujuria, de placer.

Todo esto me hacía sentir su mujer. Verlo excitado, sonriendo, era una satisfacción; estaba enamorada de él, y seguía metiendo y sacando cada vez con más fuerza. Yo solo suspiraba, jadeaba y gemía, todo a la vez, disfrutaba el momento. Me lo sacó, me pidió que me girara y me puso las piernas en sus hombros. Era mi primera vez en esa posición, mis rodillas casi pegaban en mis brazos. Me lo metió, era algo incómodo, pero lo podía mirar a la cara. Él cerraba los ojos y yo sonreía, tan solo sentía que entraba y salía su pene. Mi culo se lo comía todo, se agachó y me besó. Mmm, que ricura sentir su lengua con la mía, y su pene dentro de mi culo. Fue la mayor experiencia que he tenido. Siguió y siguió hasta que terminó, besándome, su pene dentro de mí, dejándome ríos de leche. Aflojó su cuerpo y lo dejó caer encima de mí. Lo abracé y así nos quedamos, se repuso y se levantó, me dejó molida pero feliz. Le pasé una toallita para que se limpiara el pene, mientras me abrochaba la blusa y me acomodaba.

-Me haces tan feliz -me dijo.

-Tú también a mí -le respondí.

Terminé de vestirse, me da un último beso y me da una caja.

-Toma, te traje esto, “unos chocolates”.

-Gracias, mi amor, pídeme lo que quieras -le dije- y yo te lo cumplo. -Sabía lo que me iba a pedir.

Él sonrió, se me quedó mirando y me dijo que un amigo quería conocerte

-¿Queeeeeeee? -No lo podía creer, me estaba pidiendo que cogiera con otra persona. Me derrumbé. Pensé que en verdad me quería.

 

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Mis amigos y amigas esta otra aventura la que les acabo de narrar. Cualquier comentario o crítica estoy a sus pies. Mi dirección es [email protected] 

Saludos y un beso.

Su amiga Sandy que los quiere. Ya les contaré lo que pasó después.

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